Tener una familia llena de amigos peludos es divertido y significa muchos mimos, arrumacos y paseos.
Cuando quieres introducir más de un tipo de animal en la familia, las cosas pueden ser más complicadas, sobre todo al presentar un gatito a un perro.
Los perros son mascotas estupendas, pero suelen tener más energía que los gatos en general. Además, como suelen ser más grandes, pueden hacer daño a tu gatito, aunque no quieran. Incluso hay casos en los que realmente quieren hacer daño a tu gato debido a los instintos de caza inherentes a su genética.
Si tu mascota tiene una experiencia mínima con gatos, necesitas saber cómo presentar al gatito en la casa de forma segura.
¿Existe alguna alternativa pacífica de presentar al nuevo miembro de tu familia a tu perro hiperactivo? Sí.
Lo que debes saber
He aquí tres procesos que puedes utilizar si te encuentras en esta situación. A menos que tu perro ya respete al gato, no esperes resultados inmediatos. Ten paciencia con ambos animales, pero especialmente con el perro hiperactivo. Tienes que cambiar la forma en que él ve a una criatura tan pequeña y la forma en que tu gato ve a un perro grande y asustadizo.
Básicamente, lo que quieres hacer es enseñar al perro a comportarse con el gatito, y hacer que el gatito se sienta cómodo estando a tu lado.
El perro debe entender que no es bueno abalanzarse sobre el gatito, pegarle con la pata o abrazarlo. Al contrario, debe dejarle espacio y mantener la calma.
Si tu perro hace estas cosas, asustará al gatito y hará que huya o arañe a tu perro. Ninguna de estas cosas favorece una relación positiva.
Si tienes tiempo antes de llevarte al gatito, trabaja para enseñar a tu perro a obedecer órdenes específicas y útiles. Se sienten más tranquilos cuando saben lo que esperas de ellos en una situación. Dar órdenes es una forma estupenda de explicarles lo que quieres.
Si no tienes tiempo -por ejemplo, si vas a rescatar a un gatito- sepáralos hasta que puedas presentarlos sin peligro. Deja que se acostumbren al olor y los sonidos de la otra criatura sin entrar en contacto con ella.
Cuando estés preparado para empezar a utilizar este proceso, prepara la situación para que todas las partes estén seguras en todo momento. Familiarízate con cada uno de estos métodos y elige el mejor para ti y tu hogar. Puede que tengas que utilizar varios si no ves progresos en una o dos semanas.
Métodos para presentar un perro hiperactivo a un gatito
El método del espacio confinado
- Separa a los animales dejando al gatito en su habitación durante unos días. Equípalo con todo lo que necesite, como un retrete y comida. Este paso permitirá a tu gatito acostumbrarse a los olores, sonidos y vistas de la casa sin el estrés añadido de un perro nervioso.
- Deja que tu perro se acerque a la puerta de la habitación del gatito. Deja que olisquee por debajo de la puerta o que se asome por el hueco. No dejes que arañe la puerta ni ladre. El perro debe estar tranquilo o lo alejarás de la puerta.
- Permite el contacto visual. Coloca la puerta para bebés en la entrada y abre la puerta. El perro y el gatito deben poder verse. No dejes que el gatito trepe por la puerta y no dejes que el perro le ladre al gatito. Supervisa siempre este paso con atención.
- Recompensa el comportamiento tranquilo siempre que tu perro esté cerca del gatito. Deja que se acerque a la barrera sólo después de hacer ejercicio y cuando no haya tensión o estrés en el vecindario.
- Después de al menos una semana de utilizar la barrera, observa cómo reaccionan entre sí el gatito y el perro. Si parecen relativamente cómodos o tranquilos, permite que los animales permanezcan en la misma habitación. Obsérvalos atentamente. Si te sigue preocupando el comportamiento del perro en esta fase, llévalo con la correa suelta. El gatito debería acercarse al perro por su cuenta y tú acariciar al cachorro para calmarlo.
Una introducción rápida y controlada
Puede que no tengas espacio en casa para mantener al gatito separado del perro durante varias semanas. Este método funciona mejor si a tu perro se le han enseñado órdenes como «alto» y «atrás».
- Prepárate para que tu gatito tenga una vía de escape si tu perro decide acercarse a él asustado. Puede ser un árbol para gatos o una habitación con una barrera por la que puedan trepar. Lleva a tu perro con correa para poder controlar mejor la situación.
- Mantén a tu perro quieto sujetándolo en posición «de pie». Deja que el gatito siga explorando y no dejes que el perro se precipite hacia ellos.
- Recompensa a tu perro con golosinas y elogios por mantener la posición de «tumbado» junto al gatito. Esta familiaridad debe ser breve para que el perro no se ponga demasiado nervioso.
- Aleja al gatito y reintrodúcelo sólo cuando tengas el control absoluto del perro.
- Aumenta gradualmente el tiempo que los animales están juntos, mientras controlas al perro con la correa. Quieres que el perro asocie la presencia del gatito con algo positivo, así que dale golosinas durante todo el proceso.
- Cuando tu perro esté cada vez más tranquilo con el gato, suéltale la correa. Deja siempre una vía de escape al gatito hasta que se acostumbren el uno al otro.
El método de introducción en la jaula
¿Y si no tienes una habitación en la que pueda estar el gatito, ni una puerta para bebés que limite el contacto? Utiliza este método en su lugar.
- Asegúrate de que tu perro está bien atado en un lugar que no le permita moverse demasiado y luego mételo en la jaula.
- Mete a tu gatito en la jaula y cierra la puerta. Deja que olisquee a través de los barrotes mientras tu perro permanezca tranquilo. Si no se queda tranquilo, retira la jaula de la proximidad de tu perro hasta que se calme.
- Repite el proceso hasta que se sientan más cómodos el uno con el otro.
- Mantén al perro con correa, pero deja que el gatito salga de la jaula. Observa su interacción para asegurarte de que el perro no se abalanza ni agarra al gato.
- Una vez que el perro se mantenga tranquilo, incluso cuando el gatito ande por ahí, puedes dejarlos libres a los dos. Durante las dos primeras semanas, observa atentamente sus primeras interacciones.
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Queremos reiterar que todos estos procesos pueden llevar una o dos semanas de introducciones constantes. Debes garantizar la seguridad de tu gatito. Estas interacciones también afectarán a la actitud de tu mascota hacia los gatos durante mucho tiempo. De ti depende mantenerlos tranquilos y ser muy paciente. Al final, tendrás un hogar peludo y confortable, y merecerá la pena.