Aunque ambos animales hayan crecido con miembros de una especie distinta, la mayoría de los perros y gatos tardan algún tiempo en acostumbrarse el uno al otro.
Los primeros días de conocimiento mutuo son cruciales para la posterior relación entre las mascotas. Cada perro y gato es diferente, por lo que la dificultad de su primer encuentro variará.
Sin embargo, sea cual sea la personalidad de tu mascota, al principio debes presentarla con mucho cuidado. En este artículo te ayudaremos a hacerlo.
1. Aísla a los animales.
Nunca debes poner juntos en la misma habitación a dos animales que no se conocen. Aunque ambos sean bastante tranquilos, nunca se puede predecir lo que harán si se les da libre acceso el uno al otro. Así que el primer paso es aislar a las dos mascotas. Si sólo has adoptado una mascota, confínala en una habitación con todo lo que necesite. En el caso de perros grandes, puede que tengas que destinar varias habitaciones.
Deberías empezar introduciendo a los animales por la puerta. Alimenta a ambos animales en la puerta para que se acostumbren al olor del otro y lo asocien con algo agradable: la comida. Si tus mascotas comparten cama, puedes cambiarla cada día para que se familiaricen aún más con sus olores.
2. Permíteles que se vean
Utiliza dos tapones pesados para abrir la puerta lo suficiente para que los animales se vean. Asegúrate de vigilarlos en todo momento. Cierra la puerta al cabo de unos minutos. Debes hacer esto todos los días hasta que las mascotas dejen de prestarse atención entre sí. Esto puede llevar sólo unos días o una semana.
No es necesario que las mascotas se lleven bien entre sí. Éste es simplemente el primer paso para que se conozcan.
3. Cambiar de vivienda
A continuación, debes cambiar de vivienda a tus animales. Así se acostumbrarán al olor del otro. El otro animal se volverá «normal» sin mucho contacto. Esto también permitirá al nuevo animal acostumbrarse al resto de la casa sin ser acosado por el otro animal. Esto es especialmente útil para los gatos, ya que descubrirán recovecos por los que pueden trepar, información útil si intentan evitar al perro.
Mantén la puerta ligeramente entreabierta y permite que los animales se vean por un momento.
4. Evita los encuentros
No debes organizar encuentros entre tus mascotas en este momento. Debes tomar precauciones para que el encuentro no se produzca. Si una de las mascotas muestra miedo o agresividad durante el primer encuentro, esto puede convertirse rápidamente en un hábito. Es mucho más fácil evitar un problema al principio que enfrentarse a un comportamiento problemático más adelante.
Conocer a los animales demasiado pronto puede deshacer todo lo que has hecho hasta ahora. La paciencia es la clave para resolver este problema.
Aunque los animales jueguen juntos, un perro grande puede matar a un gato con bastante rapidez. Sobre todo si el gato no sabe hacia dónde correr. Por tanto, no debes animarlos a jugar juntos.
5. Entrenar la obediencia
Si tu perro aún no conoce las órdenes básicas, es hora de enseñárselas. La obediencia básica es esencial. La orden de «retroceder» puede ser la más importante para las presentaciones entre perros y gatos. Si tu perro lo hace bien, evitarás problemas con el nuevo gato antes de que empiecen.
Tu perro también debería conocer las órdenes «siéntate», «ven aquí» y «detente», ya que también pueden ser muy útiles durante los encuentros. Cuando presentes a tu perro y a tu gato, no dudes en utilizar golosinas para persuadir a tu perro de que obedezca correctamente las órdenes.
6. Primer encuentro
Tras practicar un poco la obediencia y acostumbrar a los animales a la seguridad del otro, es hora del primer encuentro cara a cara. Puede que no vaya tan bien como esperas. Pero no pasa nada. Sólo es el primer encuentro. Debes llevar a tu perro con correa y ordenarle que se tumbe y no se mueva.
Haz que un familiar o amigo entre en la habitación con el gato. El trabajo de esta persona es mantener al gato tranquilo, pero en ningún caso sujetarlo. Asegúrate de que tu gato tiene un lugar seguro al que huir si siente la necesidad. Los árboles para gatos o los lugares bajo los muebles son buenas opciones; ofrécele juguetonamente golosinas especiales o incluso un poco de hierba gatera justo antes de la reunión.
A continuación, abre la puerta del todo. El perro no debe entrar en la habitación al principio. Deja que los animales se miren a través de la puerta abierta. Si el perro se levanta para ir tras el gato, persuádele para que vuelva a su sitio, cerrando la puerta si es necesario.
Este primer encuentro debe ser breve. No lo prolongues hasta que los animales estén estresados. Quieres que termine con buen sabor de boca.
7. Encuentros continuos
Repite el paso anterior en algunas visitas más. Cuando los animales parezcan sentirse cómodos el uno con el otro, permite que el perro entre en la habitación. Al principio, quédate en el lado opuesto de la habitación. Si los animales parecen sentirse cómodos tras encontrarse con el perro en la habitación, puedes acercarte un poco más al gato.
Tras varios encuentros, el objetivo es que ambos animales estén uno al lado del otro. Bajo ninguna circunstancia debe el perro hacer ningún movimiento hacia el gato, sobre todo saltos o movimientos agresivos. No quieres que tu can intente jugar con el gato. Quieres que ambos animales estén tranquilos.
Permite que el gato se acerque al perro a voluntad. Elogia y trata a ambos animales por comportarse con calma. Si el gato huye o se vuelve agresivo, es que has ido demasiado deprisa.
8. Continúa con el refuerzo positivo
Mientras tus animales se acostumbran el uno al otro, sigue dándoles golosinas y recompensas por su comportamiento tranquilo. Es preferible que tus animales no se presten mucha atención el uno al otro. Tu objetivo es que se comporten con calma y naturalidad, sin notar la presencia del otro.
9. Deja que tu gato pasee por la casa
Cuando estés seguro del comportamiento de ambos animales, puedes dejar que tu gato se pasee por la casa cuando estés tú. Es posible que quieras llevar a tu perro con correa las primeras veces, ya que puede reaccionar de forma diferente a que tu gato deambule por la casa. Asegúrate de que tu gato siempre tenga un lugar donde ir. Puedes poner una puerta para bebés entre la «habitación del gato» y el resto de la casa. El gato podrá saltar la puerta, pero el perro probablemente no.
De este modo, el gato tendrá un lugar donde esconderse y alejarse del perro si es necesario.
Siempre debes devolver al gato a su habitación cuando no estés en casa. Sólo deja que el gato vague sin vigilancia cuando estés seguro de que el perro no le hará daño.
Precauciones a tener en cuenta
Cuando lleves un gato o un perro a tu casa, debes tener en cuenta algunas cosas.
Los perros pueden preferir comer comida de gato. Si tu perro tiene especial fijación por la comida de gato, podría ser señal de que la alimentación de tu mascota es inadecuada. Afortunadamente, comer comida de gato no tiene por qué ser malo para tu perro. Normalmente, este tipo de alimentos no son completos para perros, pues están diseñados para gatos. Debes prever colocar la comida para gatos en un lugar al que tu perro no pueda acceder.
Los perros también pueden intentar invadir la caja de arena. En realidad, comer heces de gato es bastante habitual. En este caso no hay ningún riesgo directo para la salud de tu perro, aunque la propia arena de la caja de arena puede causar problemas. Esto es especialmente cierto cuando se trata de arenas arcillosas.
Por suerte, hay muchas formas de solucionar este problema. Por ejemplo, puedes comprar retretes a prueba de perros. También puedes poner la caja de arena en un lugar al que el gato no pueda llegar, por ejemplo, detrás de la puerta de los niños.
En el caso de los gatitos, ve aún más despacio.
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